martes, 31 de enero de 2012

Malditos souvenirs



A seis días de volver a España yo me lo estaba tomando con calma, haciendo las cosas despacio. Pero de repente, mi madre me empezó a atosigar (como madre hay que decir que cumple su trabajo a rajatabla y sin que le tiemble el pulso, qué crack) diciéndome que comprase recuerdos para la gente.

Yo, con total sinceridad, voy a decirlo: odio los souvenirs. Sí, los odio, no hay otro verbo que lo defina mejor. Los odio y más si son de Estados Unidos porque, ¿qué queréis?, yo creo que nadie hace souvenirs como un español con sus toritos, sus sevillanas, sus mandiles de traje de faralá y los imanes con forma de paellera.


Pero, como no tenía más remedio, me lancé a la búsqueda del souvenir perfecto. Eso es imposible y más aquí que les da por venderte el maldito llavero con la estrella del paseo de la fama con tu nombre. Que, ojo, es un detallazo porque está muy bien pensado el invento, todo hay que decirlo. A ver, vamos a plantearlo de esta manera para que comprendáis la infinita utilidad de este souvenir bajado de los cielos: ¿qué hace una persona cuando le preguntan su nombre y no lo recuerda?
Por dios, el hombre que inventó estos llaveros debe estar encendiéndose puros con billetes de 500.

Pero no se acaba aquí mi reflexión sobre los llaveros con nombre. Los americanos son así, se creen el ombligo del mundo y ¡ponte tú a buscar tu nombre! Buena suerte. Sí, porque claro se creen que España está lleno de Ashleys, Jordans, Mackenzies, Brittneys y Jonathans. Ah, no, espera, lo de Jonathan… sí, puede que hayan focalizado sus ventas en clientes de la zona de Fuenla.


Otro souvenir típico de la zona hollywoodiense es, como no podía ser de otra manera, el Óscar en miniatura con su plaquita y todo. Tienes Óscars para lo que quieras y puedas imaginar: “óscar al mejor novio”, “óscar al mejor padre”, “óscar al mejor sexador de pollos” (este es el de Luis Aragonés), “óscar al mejor cuñado” (este dicen que se lo ha regalado el príncipe a Urdangarín) y, el mejor que he visto: “óscar al mejor músico”; lo siento, amigo, no quiero desilusionarte pero tú lo que estás buscando es un Grammy y si se lo quieres regalar yo que sé, a Melendi, mejor llévale el óscar al mejor… al mejor… mejor llévale un llaverito no vaya a ser que del colocón que lleva se lo olvide su nombre. Ahora que, ¡a ver quién es el guapo que encuentra un llavero que ponga “Melendi”!

Otro tema del óscar es, ¿qué haces tú con eso? Porque lo piensas y dices: “ya está, encima de la tele, entre el toro y la bailaora de sevillanas, va a quedar que ni pintado y además me hace juego con la tapicería del sofá”, y luego te das cuenta de que ahora las teles son de plasma. Se jodió el invento.


Así que, aquí sigo, dándome vueltas por Hollywood Boulevard, paseándome entre óscars, claquetas y rollos de película, esquivando llaveros y sudaderas de la Universidad de California y sin encontrar el souvenir perfecto, buscando incansable el recuerdo que me solucione la existencia, esa camiseta que nunca falla y que pone: “mi amigo que me quiere mucho, me ha traído esta camiseta de Roquetas del Mar (ummm croquetas…), digo de Hollywood”. Y si no aparece, lo siento mamá, pero llevo llaveros de Ashley a todos y vamos al registro a cambiarnos los nombres, que seguro que es más fácil.

jueves, 26 de enero de 2012

Los mitos americanos



Ahora que estoy en los Estados Unidos de América, puedo hablar desde el conocimiento. Vamos, que si fuese periodista sería de eso que llaman “experto” en el tema, aunque no tengas ni idea del tema y de experto tengas aún menos.

Pues bien, en Estados Unidos existe una cierta institución que quizás os suene de algo, así ligeramente. Puede que os suene de las camisetas estas que llevan unos años tan de moda en la que pone: FBI. Y debajo aclaran el significado de las siglas: “Folla- Bollos Incansable”, “Fofo Bobo e Idiota”, “Federación de Baloncesto Internacional”, “Fabada Bada I más fabada”. Yo qué sé.

Otra posibilidad es que os suene, aunque esto ya es menos probable, de que los señores de la ya nombrada institución acaban de cerrar Megaupload. ¿Qué? ¿Ahora ya no es tan molón llevar la camisetita del FBI, eh? Por mucho mensajito ingenioso que lleve debajo.

Pero claro, antes, tener una camiseta de esas era lo más de lo más porque en nuestras ingenuas cabecitas la imagen que los estadounidenses habían dibujado de agente del FBI era la de un tipo cachas (interpretado algo así como Matt Damon), con traje de marca, corbata bien anudada por muchos tiroteos en los que se metiese y gafas de sol a lo Caiga Quien Caiga.

Ahora no, ahora el señor del FBI (ha perdido rango, ya no es agente del FBI, ahora es sólo señor) tiene más pinta de John Malkovich que de Matt Damon y tiene el carácter de Angela Merkel y, muy posiblemente, también sus andares.


Los estadounidenses son así, se pasan años creando mitos e implantándolos en nuestros cerebros para, de repente, quitarnos de golpe y porrazo toda la ilusión y esperanza en la humanidad.

Es que, ¡hay que ver! Todo lo llevan al extremo. Los niños estadounidenses, me imagino, tienen que sufrir un señor trauma el día que se enteran de que Mickey, Pluto, Bugs Bunny, etc. son de mentira. Pues muy bien, a un niño español eso no le pasa. Que, ¿por qué? Pues porque es sistema de ilusiones en nuestro país está organizado que es un primor. Por ejemplo, los niños madrileños crecen viendo a Mickeys Mouses sin cabeza en la Puerta del Sol, o a Bobs Esponjas que más que esponjas son estropajos, o a Spidermen gordos bailando su propia versión de la danza del vientre.

Así, sí, señores, así sí. Así se va mejor por la vida. Deberían tomar un poco de ejemplo los estadounidenses porque, ¿qué va a ser lo próximo que van a desmitificarnos? ¿Qué dolorosa verdad van a mostrarnos después del fiasco del FBI? ¿Que los sheriff de estrella en pecho, gafas de espejo, sombrerito y rama de trigo en la boca son en realidad guardias civiles que se niegan a quitarse el disfraz del último carnaval y que debajo del sombrero no hay otra cosa que un tricornio? Imagínense el disgusto. Mejor no les doy ideas.

sábado, 14 de enero de 2012

Ser guiri




Pantalón caqui por las rodillas, polo desabrochado, sombreritos para el sol, cámara de fotos colgada del cuello y sandalias. ¡Uy! Perdón, sandalias con calcetines. Ahora mismo, todos estamos dibujando en nuestra mente al típico turista.

Yo, que he vivido en Madrid durante toda mi vida, he visto millones de estos curiosos especímenes día tras día y, como experta que podría considerárseme en el tema debido a dicha hazaña, sé con toda certeza lo que piensa un nativo de la zona cuando divisa un turista: “¡Vaya pintas el guiri ese!” El guiri… Y lo mismo nos da que sea yankee, gabacho, inglés, alemán o de Liechtenstein que para nosotros todos son lo mismo: guiris.


Pero, ¿qué es lo que ocurre cuando es un español el que va al extranjero? Pues muy sencillo: al español lo mismo le da ir a la vecina Andorra, que a Gibraltar, que a la Conchinchina que jamás será guiri.

Me explico: te levantas una mañana de la cama y por no sé qué fuerza de la naturaleza tu cerebro piensa:”oye, pues podríamos ir a ver París”. Así que, ni corto ni perezoso, coges, empaquetas a tu familia y sacas unos billetes de avión para tus maletas y partes hacia la Galia.

Y te encuentras tú paseando en la tierra de personalidades del tamaño de Sarkozi, por los campos Elíseos, sintiéndote vencedor del Tour de Francia, imaginándote cómo quedarían tus lozanas carnes embutidas dentro del “maillot amarillo”, cubierto de aplausos y con dos francesas de pelo en pierna dándote un par de besos (o tres si se tercia) y un ramo de flores mientras tú piensas: “joder, soy todo un campeón, pero ahora en el botecito que mee otro o la liamos”

Y de repente, sin venir a cuento, un francés te saca de tus ensoñaciones porque resulta que dice, el hijo de la gran marsellesa, que le has robado la bicicleta. Te das cuenta de que sí, que vale, que tiene razón, que te has dejado llevar por la emoción y le has quitado la bici para hacer más reales tus sueños. Y, nada, decides adaptarte camaleónicamente al lugar y hacerte el europeo: le devuelves la bici y en tu más que perfecto y fluido francés le pides disculpas: “Desolé, desolé. Lo sienté, je suis muy arrepentidé” (todo esto gritando, que como no habláis el mismo idioma seguro que si le hablas a voces entiende mejor). Le besas los anillos, un par de reverencias y te vuelves hacia tu familia y, perdiendo toda la europeidad de la que acabas de hacer gala, lo dices, dices la frase: “malditos guiris de los cojones”. Porque da igual que el que esté en el extranjero seas tú, los guiris siempre van a ser ellos.

martes, 10 de enero de 2012

Cosas que odio en la manera de hablar de los americanos



-Que pronuncien el determinante “A” diciendo “ei”.
-Esa manera de dar órdenes diciendo: What you really want is… (“lo que quieres en realidad es…”) Sabré yo lo que quiero y no tú, imbécil.
-Que de cada 10 palabras que pronuncien, mínimo 3 sean “Yeah”.
-Que todo, absolutamente todo les parezca “Awesome”.
-O, si no les parece awesome, sin duda será porque les parece “Awkward”.
-Que hablen como si tuviesen todo el día la patata (y la hamburguesa, y el perrito, y el taco, y el burrito, y el brownie, y el donut, y toda la mierda que comen) en la boca.

Y sin duda, he oído cada perlita salir de la boca de estos americanos que se merecen, como mínimo, que les corten las puñeteras cuerdas vocales:
-Quiero hacerlo de la forma correcta, es decir a la manera americana.
-Ya, si es que son españoles (como explicación a cualquier error que cometamos)
-En la película El Padrino no querían usar italianos, sólo querían gente blanca.

Me toca los mismos que gente tan inculta como la de este país sean la potencia mundial. Ahora ya me explico por qué han conseguido llevar al mundo entero a una crisis como la que tenemos.

domingo, 8 de enero de 2012

Frases memorables californianas




Marcos: Preparado para chupar

María: Este verano hice helado de Golden Drahams. Está cojonudo.
Marcos: ¿Y cómo pegaste los Golden Grahams? ¿Con leche? Porque un helado tiene que ser consistente.

Edu (cantando): We are all in this together (high schools musical)
María: La madre que le…
Edu: Me la sé por Modern Family

María: Su nombre en inglés es April
Marcos: ¿April? ¿Cómo primavera en inglés?

Marcos: Petardas es muy antigua, la recuerdo de cuando era pequeño. Petardas… a mí con nueve años no me hacía nada.

María: El drama de ordenar la nevera en Nochebuena.

Edu: ¡Soy un loro!

Edu: Marcos, no me hagas reír mientras bebo zumo que ahora tengo que limpiar el portátil

Edu: Me he empezado a reír y se me han escapado los pedos

Marcos (gritando al lado de la camarera): Mira, se llama Daisy, como la pata

Marcos: ¿Qué hora es?'
Edu: La hora de empezar a desnudarse

domingo, 1 de enero de 2012

Feliz 2012


Desde California y 9 horas después les deseamos desde lo más profundo de nuestros corazones (que en realidad no son ni profundos ni casi corazones) un feliz año (nuevo para nosotros, no tanto para vosotros) 2012.

Menú de una Nochevieja californiana



1-MENÚ DEL SEÑORITO BATTANER:

-Fajitas ricas, ricas con:

· Arroz

· Pollo

· Judías pintas

· Guacamole

-Nachos con guacamole y salsa de ajo.

-Patatas fritas con kétchup.

-Bizcocho de chocolate que yo misma he preparado y que está espectacular.


2-MENÚ DEL SEÑORITO FERNÁNDEZ:

-Pechugas. Osea pechugas de pollo, no se escandalicen.

-Patatas fritas sin kétchup.

-El mismo bizcocho que el Señorito Battaner que para algo he hecho cantidades industriales.


3-EL MENÚ DE LA COCINERA, OSEASE EL MÍO:

-Jamón York y queso de burgos dentro de pan de burrito.

-Patatas fritas.

-Bizcocho de chocolate con leche. Yum, Yum.

El menú irá acompañado de Coca Cola Light de marca blanca. Y si no nos daba ni para comprar bebida de marca de verdad, podéis suponer que menos para comprar champagne.

Por último 12 uvas de la suerte (no nos han dicho si buena o mala) que para Edu y para mí serán las segundas 12 uvas porque ya nos hemos tomado 12 con nuestras respectivas familias por el Skype, lo que hace un total de 24 uvacas que no sé ni cómo lo voy a soportar.

Además, recuerdo a mis queridos lectores que aquí el año nuevo se pasa en manga corta y con una temperatura de unos 25 grados centígrados.

Feliz año 2012, queridos.