Los lunes dan asco, eso es una verdad universal. Yo no tengo
clase, pero dan asco igualmente. Y por eso mis entradas de blog se publican los
lunes, porque como todo es un asco, así disimulo lo malas que son. A poco que
haga van a parecer lo más emocionante del día.
Bien, una vez llamada vuestra atención, os diré que tengo la
necesidad de hablaros de los años ochenta, los 80s que dicen los ingleses. Soy
una fiel defensora de los cardados y las hombreras, en serio. Las chonis
deberían admirar el pelo de Bon Jovi en los ochenta, es el pionero de los nidos
de golondrina que se ponen en la cabeza.
Y las hombreras… las hombreras es un tema aparte. Es algo
que jamás debió desaparecer, eso de ir por la calle moviendo los hombros como
si te fuese la vida en ello y tener que entrar de lado por cualquier puerta. Creo firmemente que deberían volver a ponerse
de moda, pero lo más parecido que hay son los niños con manguitos debajo de la
toalla al salir de la piscina. Están
hechos todo unos nostálgicos ochenteros. La piscina de mi casa está llena de
esta clase de niños y cuando empieza el verano me cuesta unos días distinguir
si se está celebrando la Super Bowl en mi piscina o si es una convención de
fans de de Madonna.
Pero lo mejor de los ochenta son sin duda los calentadores,
la prenda más inútil que la humanidad ha inventado, más incluso que las
hombreras, las zapatillas-patines o las viseras. No, en serio, ¿qué haces con
un calentador? ¿Cuál es la utilidad de eso? ¿Calentarte los tobillos? ¿Usarlo
de goma del pelo para domar la hermosa cabellera ochentera de Bon Jovi?
En los 80 iban todas en mallas, en plan Madonna, embutidas,
sin dejar nada a la imaginación, pero cuidado, que no se nos vean los tobillos,
inventemos los calentadores, que los tobillos son la parte del cuerpo que más
frío pasa. Por favor, que vuelvan los ochenta pero que los calentadores se
queden donde quiera que estén.
¿Y los 90? ¿Qué me decís de los noventa? No entiendo por qué
dejaron de fabricar esos chándales negros con la raya horizontal enorme en el
pecho de color chillón. ¿Qué fue lo que llevó al ser humano a dejar de
fabricarlos?
Después de arduas e intrincadas investigaciones, he concluido
que el chándal (el de raya y cualquier otro) dejó de estar de moda en el
momento en el que dejaron de estarlo las Spice Girls, y la chica con chándal
del grupo desapareció del mapa.
Otro tema son las chaquetas de estampado tipo Príncipe de
Bel Air, con esos estampados imposibles hasta para el mismísimo Picasso. Fue
una época dura para la moda, lo sé. Pero de ahí a que los indecisos diseñadores
decidieran meter todos los colores posible en una misma prenda de ropa hay un
trozo, un trozo grande, un trozo llamado sentido del ridículo que en los noventa
no existía y que cuado llegaron los 00s hizo que se escondiesen álbumes y
álbumes de fotos.
Pues yo reivindico los ochenta. Y los noventa, pero lo de
llevar chándal como si fuese traje de gala se lo dejo a las chonis, que yo no
sé llevarlo. Eso sí, me voy a meter a las Spice Girls en el iPod, sólo para
recordar los humildes orígenes de Victoria Beckham. El Wannabe. Ese que todos
hemos cantado por fonética porque la Beckham será mucha Beckham, no llevará
chándal ni colores chillones y sólo usará deportivas si llevan tacón, pero para
ser British no hay quien la entienda
cuando habla: “If yu guana bi mai lover, guachu guachi güi, ichi ichú isi ,guachu
guachu iiiiiii”. (Os dejo el link, decidme que no suena así). http://www.youtube.com/watch?v=gJLIiF15wjQ