sábado, 4 de febrero de 2012

El drama de hacer las maletas


Mi experiencia californiana está llegando a su fin y, como todos los fines, conlleva un drama consigo: el drama de hacer las maletas. Maldito momento, a las maletas las carga el demonio.

Y es que, cuando uno hace la maleta, lo primero y más importante es ser consciente del tiempo que va a hacer en tu lugar de destino. Vas al ordenador, miras la temperatura media de la zona, los máximos, los mínimos, la humedad relativa del ambiente, la hora de salida y puesta del sol, las rachas de viento, su velocidad y la dirección en la que sopla, te asomas a la ventana para calcular a ojillo cómo serán los -15 grados de tu destino si en la calle hay unos 10. Entonces es cuando vas al armario y con todos los datos meteorológicos que has asimilado y sintiéndote Antonio Brasero dando el tiempo en las noticias, con todos los vientos calculados, las temperaturas, las marejadillas, las marejadas y la madre que las parió a todas ellas, decides meter en la maleta el jersey de cuello alto, la bufanda, el abrigo, los guantes… y el bañador, las chanclas, la camiseta de tirantes y la crema solar, sólo “por si acaso”. Que tú te vas de viaje a la estepa rusa, pero las aletas de bucear las metes en la maleta “por si acaso”. Esto nos pasa porque somos indecisos por naturaleza, no hay más. No quiero ni imaginarme a Remedios Cervantes cada vez que hace una maleta.


El ser humano es así, no sabe hacer la maleta, no sabe, es una actividad para la que no hemos sido programados por mucho que nos duela. Porque el drama no acaba ahí: una vez que has metido todos los “por si acasos” en la maleta, intenta cerrarla, ánimo. Cerrar, no cierra, pero entonces la mente humana procesa y hace uno de los gestos más favorecedores e inteligentes que hemos desarrollado a lo largo de la existencia: te sientas encima de la maleta; y empiezas a hacer posturas que no tienen nada que envidiar al yoga para aplastar toda la parafernalia que llevas dentro y a la vez alcanzar la cremallera y cerrarla. Empiezas a rotar sobre tu propio eje, con el culo en la maleta y cuando la cremallera está al otro lado, bien cerradita, tú también estás de otro lado y has acabado barriga con barriga con tu maleta.


Otro asunto que me preocupa en cuanto al tema del equipaje es que cuanto más espacio tenemos, más difícil nos resulta meterlo todo. Porque en los años 70 se metía sin ningún tipo de problemas una familia de ocho miembros en un Seiscientos, con su equipaje, el perro, la jaula del canario, la cesta de picnic, el cardado de la hija y la neverita de playa. Y ala, a recorrer kilómetros.

Ahora, está de moda eso de comprarse un monovolumen con maletero amplio, un coche familiar que lo llaman. Pues intenta tú meter a una familia de 4 personas con su respectivo equipaje en un coche de 7 plazas. ¡No hay manera! Es un hecho científico, es imposible. Las dos semanas de antes del viaje tienes que pasártelas practicando con el Tetris en la Game Boy para poder desenvolverte medianamente bien y no hacer el ridículo más estrepitoso ante el maletero de tu coche.

Y luego cuando llegas al destino y vas a abrir el maletero te encuentras con que si lo abres, se cae todo, en plan avalancha. Lo cierto es que en mi familia eso no era un problema. Mi padre ideó una solución fácil, sencilla, para toda la familia, o mejor dicho para un miembro de la familia: YO. La frase era: “María, tú que abultas poco, métete ahí, debajo del maletero, y cuando yo abra, tú agarras las cosas para que no se caigan”. Con los dientes lo agarraba. ¡La de hamacas de playa, sombrillas y orinales de viaje que han estado a punto de acabar con mi vida!

Mi experiencia aquí finiquita, mañana retorno a la madre patria, dicen que me harán una película en España para mi llegada que se llamará “El retorno de la Jedi”. Yo les he dicho que el título les va a dar problemas, que por Estados Unidos ya se ha hecho algo así, pero ya se sabe como son en el Ministerio de Cultura, lo que se les mete entre ceja y ceja… Yo les dejo hacer, si luego va el FBI (del que ya os he hablado en entradas anteriores) a visitarles, no va a ser problema mío, yo cumplo la legalidad exceptuando la droga que voy a llevar a España camuflada dentro de estatuillas de óscar que llevo de souvenir para Melendi (la droga la sacaré antes de dárselo, no le tengo tanto aprecio)

Pero aunque esto acabe, el blog es 24 horas, así que aquí seguiré. El nombre seguirá siendo el mismo, la experiencia lo ha valido.

1 comentario:

  1. ¡Suerte en tu viaje! También he de decirte que inevitablemente con todos los "por si acasos" irás por el camino y de repente te cagarás en todo lo cagable, pues algo se te habrá olvidado. ¡SEGURO! Esperemos que no sea cosas importantes, jajajaja.
    ¡Gracias por hacerme reír tantísimo! :)

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