-Encontrar un trabajo o, en su defecto, meterme a camello o prostituirme porque la crisis está acabando conmigo.
-Apuntarme a un curso de cocina con mi madre. Es el siguiente paso tras llevar media vida viendo a Arguiñano y como ya canto y cuento chistes, sólo me queda que me den un programa en la tele para ser como él.
-Pintar el cuadro que mi hermano y yo le prometimos a mis padres que íbamos a pintar este verano y que, evidentemente, no hicimos porque se estaba demasiado bien vagueando en la playa.
-Hacer ese proyecto de sketches que mi hermano y yo tenemos pendiente.
-Convencer a mi padre o a mi hermano para que me dejen practicar nuevas formas de afeitado. El afeitado de patillas lo tengo ya perfeccionado y una no puede estancarse.
-Gastar menos dinero en vinilos (sé de sobra que este propósito sobra porque no tengo ni la más mínima intención de cumplirlo)
-Hacer algo con la montonera de cartas de mi legión de fans. Se me empiezan a acumular sin remedio y un día de estos acabarán por sepultarme.
-Ponerme en serio a estudiar francés. De verdad que tengo la imperiosa necesidad de aprender a insultar con fluidez en ese idioma.
-Buscar mi lista de cosas que hacer antes de los 30 y empezar a cumplirla.
-Y por último, fingir que no soy tan molona como realmente soy (que es mucho), es algo que incomoda a la gente.
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